
Germán Zelada Urioste es un portento de decimista y novelista y con frecuencia "cocina" espinelas como éstas que siguen, que tienen su muy especial e indeleble "firma".
Me gusta cruzar el raso
en las noches estrelladas
con nubes ensangrentadas
por los fuego del ocaso.
Me conmueve ver el paso
de alguna estrella fugaz
recordando una vez más
que la vida ha de dejarme
cuando decida alcanzarme
la Muerte que viene atrás.
Consciente de lo que soy
no me hace la Muerte huir
aunque casi puedo oír
sus pasos por donde voy.
Si cruzando el campo estoy
con mi compañero equino,
busco en el Cielo un camino
en medio de las estrellas
para marcar con mis huellas
mi trajín de peregrino.
Entonces se da un portento
que en frenético galope
me hace llegar hasta el tope
del inmenso firmamento.
Luego, con paso más lento,
recorro la inmensidad
donde la Divinidad
cual cien mil soles fulgura
y con mi cabalgadura
me lleva a la eternidad.
2 comentarios:
Son unas decimas extraordinarias, Lily. Llenas de fuerza y de sabiduría.
No sé porqué, se me había pasado leer esta otra página tuya sobre escribidores amigos.
También me gustaron mucho los versos de Abel Soria, escritor que no conocía y que me recordó aquella canción de Violeta Parra que he buscado entre mis apuntes y que decía así:
"Viaje en arioplano"
Llegó a la estancia el patrón,
trajo algo encajonao.
Mucho fierro me ha llamao
dende veras la atención
Nos mandó hacer un galpón
ancho, cuadrao y alas chatas.
Se encajó como mil latas
p’a formarlo a su capricho
y con otro allí armó un bicho
con dos ruedas en las patas.
Tenia grandotas las alas,
la cola de tijereta
y en la frente dos paletas
que parecían dos palas.
A este animal naide iguala
Me acerqué por curiosear
y entonces pude tocar
las venas del condenao: retazos de un alambrao
que alcanzaron a cortar.
Pero el julepe mayor
es justo que se los diga
fue cuando vi en la barriga
del bicharraco un motor
enfascao y roncador
Solo comenzó a roncar
cuando lo quiso montar
muy corajudo el patrón
que p’a hacer ese arriesgón
se tuvo que disfrazar.
Hacía ruido el condenao,
furioso todo temblaba
porque el patrón lo montaba
y él estaba sujetao
En cuanto se hubo sentao
-¡Lárguenmelo!- les gritó.
¡Cristo mío!- dije yo –
¡Ahora si que traga el suelo!
Pero el pajarraco al cielo
rezongando lo llevó
Y allí arriba derechito
pajeaba como en su casa
y se le veía la traza
lo mismo que un pajarito.
Bien sentao el patroncito
nos saludó con la mano.
Contestó cada paisano
sacudiendo su pañuelo
mientras veía desde el suelo
al patrón y al arioplano.
Un beso grande, amiga.
Amigo Pepote-Manolotel-Rufo,
Te doy las gracias a nombre del portento...a quien le he hecho llegar tus comentarios y los aprecia verdaderamente.
También te agradezco hayas colgado ésas de Violeta Parra, que están en la misma onda de las otras que citas y que yo disfruto muchísimo leyendo.
Un abrazote,
Lily
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