martes, 10 de febrero de 2009

Décimas de un portento


Germán Zelada Urioste es un portento de decimista y novelista y con frecuencia "cocina" espinelas como éstas que siguen, que tienen su muy especial e indeleble "firma".




Me gusta cruzar el raso

en las noches estrelladas

con nubes ensangrentadas

por los fuego del ocaso.

Me conmueve ver el paso

de alguna estrella fugaz

recordando una vez más

que la vida ha de dejarme

cuando decida alcanzarme

la Muerte que viene atrás.


Consciente de lo que soy

no me hace la Muerte huir

aunque casi puedo oír

sus pasos por donde voy.

Si cruzando el campo estoy

con mi compañero equino,

busco en el Cielo un camino

en medio de las estrellas

para marcar con mis huellas

mi trajín de peregrino.


Entonces se da un portento

que en frenético galope

me hace llegar hasta el tope

del inmenso firmamento.

Luego, con paso más lento,

recorro la inmensidad

donde la Divinidad

cual cien mil soles fulgura

y con mi cabalgadura

me lleva a la eternidad.


domingo, 1 de febrero de 2009

Te he pensado

Napoleón Lizardo es un cubano multifacético, que dedica una gran parte de sus esfuerzos literarios y personales a Cuba -la Cuba de sus recuerdos- con una intensidad equiparable a su enjundia para extraerle "el jugo" de una manera sencilla en apariencia, a cualquier evento, ya sea frío -por triste y dolorosamente aislado que habite en su mente- o caliente -por disparador de sensores emocionales involuntarios. Sus experiencias como prisionero en la Cuba de Castro, narradas en su página o blog de Multiply, Literatura Cubana en el Exilio, son ejemplo de lo primero; este poema que me dejó como comentario en este blog, dice de lo segundo.



Devolverte cómo te he pensado .
que sabes y lo intuyes
y recuerdas .
recorrido a la textura
con que has asido
el fiordo y la fuerza,
el fragor
de hombre clamo.

Lo sabes,
son sus delicadas maneras
tanto cual no conoce
quién ella
si no se la toca
al cómo de manos regias.
Qué, cómo pensarte
mas que el darte de rodillas
cual silvano.

Lo sabes, respiras .
Y me escuchas recorrer
lo que nadie supo;
allí en derechura, los labios .
acá el fragor de hombre nato.

Sería el descanso
el pecho tras los aplausos.
Y aquellas las calles
sabrían cómo las viajan
locos sin reclamo.
Desfallecida, hundidas las uñas
en el raptus
tomada al fin del rudo;
lágrimas del placer al fiordo, sin amparo.

Qué me quieres .
querrías conservarle
y tenerme ?
Sabrías abusar mis labios
y dejarle compartir los placeres
de una dura presencia
y porque deba también dejarle
allí debajo mientras haces la caricia
de hombre clamo ?